Después de mucho investigar sobre la mejor manera de narrar el espacio de una escena me entraron ganas de tatuarme la frase: no lo cuentes, muéstralo.

—¿Estás segura de que es lo que quieres?
—Dale a la aguja
Y yo, que soy muy obediente, hice caso a todas las personas que tenían ese lema por bandera y que me llevaban años de experiencia. No soy muy dada a describir porque reconozco que cuando leo un libro y me aparece un parrafazo me da una pereza máxima así que no hago a los demás lo que no quiero que me hagan. Pero, seamos sinceras, toda historia trascurre en un espacio concreto formado por distintos escenarios que conforman el mundo de tus personajes. Tuya es la labor de describir dicho mundo para que tus lectores puedan visualizarlo tal y como lo estás viendo tú. Así que aquí te muestro lo que sirvió a mi:
1. TENER CLAROS LOS ESPACIOS
Con esto me refiero a que debes conocer a la perfección por dónde se van a mover tus personajes. Prácticamente todos los escenarios de mi novela, salvo alguna excepción, los he sacado de lugares que conozco: los pasillos del instituto, la biblioteca, el piso donde vive Leire con su madre…

La paradas de metro por donde se mueven los personajes
también las tenía presentes en mi cabeza
Yo funciono así, se me da mejor describir espacios conocidos que inventados. Sin embargo puedes utilizar lugares reales y que nunca hayas pisado gracias a herramientas como el google street view que te permiten moverte casi por cualquier parte del mundo.
Vale, ya tienes el espacio donde ocurre la escena que vas a desarrollar y ahora ¿Cómo explicárselo al lector de forma natural? Yo me valgo mucho de:
2. LOS PERSONAJES
Para mostrar un lugar utilizo a los personajes y aprovecho si es la primera vez que llegan a ese escenario para describirlo un poco más. Por ejemplo, la primera vez que entra Leire a la clase de la academia:
La de administración —una mujer de unos cincuenta años con el pelo corto y granate, y unas gafas al aire—, le indicó que su clase era la tercera a la derecha. Leire esperó no interrumpir; golpeó un par de veces con los nudillos en la puerta y, al no obtener respuesta, entró. No había nadie. Era un espacio pequeño para lo que estaba acostumbrada. Diez pupitres, pegados a la pared, formaban un semicírculo orientado hacia una mesa más grande que tenía una pizarra detrás. La academia estaba en un piso bajo que habían acondicionado para poder tener varias clases.
Si el personaje ya ha estado más veces en ese lugar pero quieres contar algo al lector puedes tirar de algún recuerdo. Como en este caso, en el que yo quería transmitir que el piso donde vive Leire estaba pidiendo una reforma a gritos:

Leire imaginándose en un baño
como los de pinterest
Resignada, se quitó el pijama y se puso una sudadera, unas mallas negras y las deportivas. Fue al baño. De pequeña le encantaba aquel espacio cubierto de azulejos rosa, pero ahora le parecía desgastado y viejo. Se miró en el espejo y se peinó con los dedos el pelo largo y ondulado. Aquella noche se lo tenía que lavar, así que tiró del cajón atrancado del mueble del lavabo, sacó una goma negra y se lo recogió en un moño deshecho.
3. DETALLES O LA REGLA DEL TRES
Tienes el espacio en tu cabeza, sabes si es la primera vez que el personaje pisa ese escenario o no y ahora, ¿Cómo hacer una descripción de forma sencilla? La regla del tres vale para diálogos, descripciones y contextos.
